Hoy en día la ansiedad afecta la vida de más de 260 millones de personas1 y los números continúan en aumento. Con estas estadísticas, es alentador saber que los Omega-3 son finalmente validados científicamente por sus efectos ansiolíticos2.
Las tasas de ansiedad continúan en aumento
Te invito a que pienses en tres personas de tu entorno. Ponles nombre, rostro y visualízalas. Ahora considera que, según las estimaciones de los expertos3, una de esas tres personas sufrirá en algún momento de su vida un trastorno de ansiedad: ataques de pánico, miedo a salir de casa, palpitaciones, sudores fríos, cansancio, insomnio, problemas digestivos, fobia social, trastorno por estrés agudo, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de ansiedad general o trastorno de ansiedad no especificado.
La ansiedad es un mecanismo defensivo natural que se da en todas las personas y mejora la capacidad de adaptación al entorno. Nos ayuda a mantenernos alerta y dispuestos para intervenir frente a los riesgos y amenazas. El problema viene cuando este mecanismo de defensa y protección se altera y sentimos miedo de forma constante y exagerada. Para el ser humano, el peligro viene dado por la obstaculización de cualquier proyecto o deseo, o bien por la degradación de estatus o logros ya conseguidos. La preocupación diaria, los pensamientos negativos recurrentes y el miedo a perder el trabajo, la salud, la pareja o a no conseguir los objetivos, son un factor desencadenante de la ansiedad. Es un trastorno que nos puede afectar a todos, bien sea directamente o a personas cercanas y que afecta nuestra salud e incluso puede llegar a incapacitarnos temporalmente.
¿Qué la desencadena?
La ansiedad se ha convertido en uno de los síntomas mentales más comunes entre la población española, siendo las mujeres “millennials” las más afectadas. Hay casi el doble de mujeres afectadas por trastornos de ansiedad que de hombres. En los jóvenes, con menos de 35 años, ese riesgo es mayor4. La difícil conciliación laboral, los altos niveles de estrés, la frustración por la falta de oportunidades, el exceso de responsabilidades, la incertidumbre del futuro y la hiperestimulación tecnológica son algunos de los desencadenantes de los trastornos de ansiedad.
Para algunas personas, la ansiedad puede estar relacionada con un problema de salud oculto como la diabetes, las enfermedades cardíacas, los problemas de tiroides, el dolor crónico o el síndrome de intestino irritable. En algunos casos, los signos y síntomas de ansiedad son los primeros indicadores de una enfermedad.
La alimentación también juega un papel importante. Lo que comemos tiene efectos directos sobre cómo nos sentimos física y emocionalmente. Una dieta alta en grasas saturadas (bollería, embutidos, quesos) puede favorecer la obesidad y elevar los niveles de colesterol, poniendo bajo un esfuerzo innecesario al sistema cardiovascular, lo que además puede intensificar alguna de las manifestaciones sintomatológicas de la ansiedad. Además, la carencia en nutrientes específicos como calcio, magnesio, vitaminas del grupo B y omega 3 puede afectar al funcionamiento normal del sistema nervioso. De hecho, está demostrado que en los países en los que se consumen menos ácidos grasos omega 3, la prevalencia de la ansiedad es mayor5.
Omega 3 y sus beneficios ansiolíticos
Los Omega son ácidos grasos poliinsaturados que se pueden clasificar de la siguiente forma: los omega-6, como el ácido araquidónico, que son derivados del ácido linoleico, y los de la serie omega-3, que derivan del ácido alfa-linolénico y que, a su vez, incluyen el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). Todos ellos son constituyentes importantes de la membrana celular y resultan esenciales para la supervivencia, pero como no pueden sintetizarse en el organismo humano deben obtenerse de la dieta; por ello se denominan «esenciales»6.
Existen varios mecanismos a través de los cuales los ácidos grasos omega 3 actúan en la célula. En concreto, la vía por la que los ácidos grasos omega 3 influyen en el sistema nervioso, empieza a partir de su incorporación en los fosfolípidos de la membrana celular. Esta incorporación, va a depender de un mayor consumo en la dieta y que sus mayores concentraciones se encuentran en los tejidos de la retina, corteza cerebral y en menor concentración en tejido adiposo, hepático y muscular7.
La primera revisión sistemática2, que ha incluido 2290 pacientes de 11 países, para examinar los efectos ansiolíticos de los omega-3 en personas con ansiedad ha sido publicada recientemente. Los investigadores comentaron: “Los hallazgos generales revelaron efectos ansiolíticos moderados de los omega-3 en personas con diversas enfermedades físicas o neuropsiquiátricas graves. Aunque los participantes y sus diagnósticos fueron heterogéneos, el principal hallazgo de este meta-análisis fue que los omega-3 se asociaron con una reducción significativa de los síntomas de ansiedad en comparación con los controles con placebo”
En este estudio se observó que las dosis diarias de omega 3 mayores a 2000mg se asociaron con un efecto ansiolítico significativamente mayor, en comparación con las dosis inferiores. Asimismo, se observó que los suplementos de omega 3 que contienen más del 60% de EPA se asociaron considerablemente con la reducción de los síntomas de la ansiedad.
Aunque se necesitan realizar estudios más amplios para evaluar el efecto de dosis elevadas de omega 3 en monoterapia y tratamiento complementario, los autores concluyen que; en base a estos resultados, es importante tener en cuenta que para obtener un efecto terapéutico ansiolítico conviene alcanzar la dosis mínima diaria (2000mg) consumiendo suplementos de omega 3 que contengan más del 60% de EPA.
Pequeños cambios, grandes resultados
El enfoque holístico es muy beneficioso en los trastornos de ansiedad, pequeños cambios pueden hacer una gran diferencia en tu vida. Si combinamos las distintas acciones para equilibrar el sistema nervioso desde varios ángulos, el efecto global es mucho mayor y sobre todo ayudaremos a prevenir la aparición de los síntomas de la ansiedad y mantener la calma durante más tiempo.
- Alimenta tus bacterias buenas: Los metabolitos microbianos interactúan con nuestro cerebro, es por esta razón que la clave de un sistema nervioso, endocrino e inmunológico sano reside en nuestro intestino. Mantén una flora bacteriana saludable para sentirte mejor.
- Relájate y date un respiro: Es fácil de poner en práctica ya que lo puedes realizar donde sea y con quien sea. Oxigena tu cuerpo y tu mente, al ritmo de la respiración profunda.
- Muévete: Correr, nadar o practicar yoga son los más aconsejados, ya que además de mejorar la circulación sanguínea mejoran también la autoestima y facilitan el descanso.
- Olvídate del futuro: La ansiedad se asocia a una preocupación constante por el futuro. En esta vida tan cambiante y frente a la inseguridad e incertidumbre, anclarnos en el momento presente es clave. Las herramientas como la meditación o el mindfulness pueden ayudarnos
- Come bien para sentirte mejor: Tu cuerpo necesita alimentos saludables para funcionar de manera óptima. Como se menciona en la investigación presentada, la falta de grasas omega-3 podría ser uno de los factores nutricionales que contribuyen a su ansiedad. Incorpora verduras verdes, semillas, frutos secos y en caso necesario suplementación natural para equilibrar tus niveles de estos nutrientes específicos.
Desde Beps Biopharm, una empresa con una trayectoria de más de 20 años en el mercado de omega-3 y reconocida internacionalmente por la calidad de nuestros productos, os ofrecemos suplementos de omega 3 de alta calidad. En especial, para situaciones de estrés y ansiedad, hemos creado una combinación única de Omega 3, schisandra y vitamina D3. En los frutos de la Schisandra chinensis se han identificado varios compuestos fisiológicamente activos. Además de aceites esenciales y fitoesteroles,
contiene más de 30 lignanos distintos, la mayoría de los cuales pertenecientes a la familia de las gomisinas y especialmente de las esquisandrinas. Estos lignanos son conocidos por sus propiedades adaptógenas, es decir, que aumentan el rendimiento físico y mental. Las esquisandrinas también son conocidas por sus propiedades antiinflamatorias. La Vitamina D3 ayuda el sistema inmunológico y es imprescindible para mantener los huesos sanos y fuertes (y evitar la osteoporosis). La combinación de Omega 3 con Schisandra Chinensis aporta un alivio eficaz en casos de estrés y ansiedad, por las propiedades reconocidas de la Schisandra Chinensis, que es utilizada como tónico y reconstituyente adaptógeno.
1 Reporte de Salud Mental de la Organización mundial de la Salud, 2017 https://www.who.int/mental_health/es/
2 Su KP, Tseng PT, Lin PY, Okubo R, Chen TY, Chen YW, Matsuoka YJ. Association of Use of Omega-3 Polyunsaturated Fatty Acids With Changes in Severity of Anxiety Symptoms: A Systematic Review and Meta-analysis. JAMA Netw Open. 2018.
3 International Journal of Methods in Psychiatric Research September 2012.
4 Remes O, Brayne C, Van der Linde R, Lafortune L. A systematic review of reviews on the prevalence of anxiety disorders in adult populations. Brain and Behaviour, 2016.
5 Hibbeln JR. Fish consumption and major depression. Lancet. 1998; 351: 1.213.
6 Su KP, Balanzá-Martínez V. Role of omega-3 fatty acids in mood disorders. En: McNamara RK, ed. The Omega-3 Fatty Acid
Deficiency Syndrome: Opportunities for Disease Prevention. Nueva York: Nova Science Publishers, 2013; 315-336.
7 Arterburn LM, Hall EB, Oken H. Distribution, interconversion, and dose response of n-3 fatty acids in humans. Am J Clin Nutr.
2006; 83(6 Suppl): 1467S-76S