Los ácidos grasos Omega-3 pueden tener un rol primordial en la reducción del riesgo de padecer esclerosis múltiple. La Doctora Annette Langer-Gould, Directora Regional de Neurociencias del Hospital Kaiser permanente, y los co-autores del reciente estudio (2018) “Pescado, regulación genética de la biosíntesis de ácidos grasos, y la susceptibilidad a la esclerosis múltiple”, comunicaron en el congreso americano de neurología, que el consumo de pescado al menos una vez a la semana, o al menos una vez al mes complementando con la ingesta de aceite de pescado, se asoció a una reducción del 44% del riesgo de padecer esclerosis múltiple o su precursor el síndrome aislado clínico (SCA).
“Estos resultados aportan más evidencia de que una dieta rica en pescado y ácidos grasos insaturados Omega-3 es beneficiosa para la salud”.
comentó la Dra. Annette Langer-Gould. Y añadió que “Además de promover y mejorar la salud cardiovascular, una dieta rica en pescado y marisco puede reducir el riesgo de padecer esclerosis múltiple”.
Según la Dra. Langer-Gould, el pescado es la mejor fuente de ácidos grasos insaturados Omega-3 e incluir el pescado en la dieta ha sido asociado a una reducción del riesgo de padecer esclerosis múltiple; pero lo que aún no se sabe es si los responsables de la acción son los ácidos grasos Omega-3 o también influyen otros factores.
Este estudio incluyó también la genética de los participantes, ya que una variación en la secuencia de ADN (polimorfismo de nucleótido único o SNP) en el conjunto de genes de la enzima desaturasa de ácidos grasos (FADS) ha sido asociado a enfermedades cognitivas, cardiovasculares e inflamatorias, pero se desconoce si puede estar relacionado con la esclerosis múltiple.
El estudio contó con una encuesta realizada a 1.153 personas, de diferentes etnias y formando parte del grupo de cohorte caso-control, reclutados por el Hospital Kaiser Permanente de California. Se analizó la dieta de todos los participantes para determinar la posible asociación de la ingesta de pescado con el riesgo de padecer esclerosis múltiple, teniendo en cuenta las 13 variaciones genéticas (SNP) de las enzimas que regulan la síntesis de ácidos grasos (FADS1, FADS2 y ELOV2). Dieta rica en Pescado se definió en este estudio como la ingesta de pescado al menos una vez a la semana, o entre una y tres veces al mes acompañado de suplementación con aceite de pescado; adaptándolo a la edad, el género, los hábitos de fumar, la herencia genética y el genotipo HLADRB1 de cada persona.
Los investigadores hallaron que el consumo de pescado al menos una vez a la semana, o al menos una vez al mes complementando con la suplementación de aceite de pescado, redujo en un 44% el riesgo de padecer esclerosis múltiple; en comparación con el consumo de pescado una vez al mes sin la suplementación. Dos de las variaciones genéticas (FADS2 SNP): rs174611 y rs174618, se asociaron de forma independiente con una reducción de padecer esclerosis múltiple, incluso teniendo en cuenta el consumo de pescado y de suplementación con aceite de pescado. Esto puede significar que algunas personas pueden presentar una ventaja genética en lo que respecta a la regulación de la síntesis de ácidos grasos y al riesgo de padecer esclerosis múltiple.
“Estamos identificando, cada vez más, que la esclerosis múltiple no es sólo una enfermedad inflamatoria crónica del sistema nervioso, sino que también conlleva muchas veces una degeneración neuronal difusa” afirmó la Dra. Annette Langer-Gould. “Mientras que la causa es desconocida, la creciente prevalencia de esclerosis múltiple nos lleva a tener mayor interés en identificar factores de riesgo modificables como la dieta” “El consumo de pescado es especialmente interesante puesto que determina los niveles de Omega-3 en los tejidos y en el plasma sanguíneo.”
Los ácidos grasos Omega-3 protegen las neuronas durante el envejecimiento y eliminan la inflamación asociada a la esclerosis múltiple a través de diferentes mecanismos en cultivos celulares y animales.
“Esto proporciona al menos dos mecanismos de acción plausibles que demuestran que un consumo mayor de Omega-3 y una correcta biosíntesis puede proteger frente al desarrollo de la esclerosis múltiple”.
Este enfoque es innovador, destacó la Dra. Emmanuelle Waubant, neuróloga en la Universidad de San Francisco, y que no participó en el desarrollo de este estudio:
“Los investigadores han agrupado dos asuntos clave, los genes y la dieta, que participan en la misma vía metabólica y alteran posiblemente procesos biológicos claves involucrados en el desarrollo de la esclerosis múltiple”.
“Como en todos los estudios de asociación, la relación de causalidad queda por confirmarse; pero cuando se identifican variaciones genéticas en la vía metabólica, es mucho más convincente pensar que existe en realidad una causalidad”, añadió Waubant. “Por supuesto, la asociación de ingesta de pescado y la reducción del riesgo de padecer esclerosis múltiple podría también estar relacionada al estilo de vida o a otros nutrientes además de los Omega-3. Confirmar esto en otro estudio de datos independiente es fundamental”.
Aunque este estudio sugiere que la biosíntesis de los ácidos grasos poliinsaturados Omega-3 puede tener un rol protector en la reducción del riesgo de padecer esclerosis múltiple, la Dra. Langer-Gould enfatizó en que este estudio demuestra una asociación que vincula el consumo ácidos grasos Omega-3 con menor riesgo de padecer esclerosis múltiple; no una causa efecto, por tanto, se necesitan estudios posteriores que determinen el efecto de los ácidos grasos poliinsaturados Omega-3 en la regulación de la respuesta inflamatoria, metabólica y neurológica.